¿Cómo se realiza la Ritidectomía o lifting facial?

¿Cómo se realiza la Ritidectomía o lifting facial?

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 La ritidectomía, también conocida como lifting facial, es una de las cirugías estéticas más reconocidas para tratar los signos visibles del envejecimiento en el rostro y el cuello.

 Su objetivo principal es tensar los tejidos faciales, eliminar el exceso de piel y restaurar un contorno más firme y juvenil, sin alterar la expresión natural.

 Aunque es una intervención ampliamente solicitada, no todas las personas conocen en qué consiste el procedimiento ni cómo se lleva a cabo de manera segura.

 Entender sus etapas, indicaciones y cuidados posteriores permite tomar decisiones informadas y adecuadas a las necesidades de cada paciente.

¿Qué es exactamente una ritidectomía?

 La ritidectomía es una intervención quirúrgica que actúa sobre la parte inferior del rostro y el cuello. Suele indicarse en pacientes que presentan flacidez marcada, pérdida de definición mandibular, surcos profundos o acumulación de piel en la zona cervical.

 No se trata de una solución genérica, sino de una cirugía que se planifica de forma personalizada, evaluando la anatomía facial y los objetivos de cada persona.

 En muchos casos, la ritidectomía se complementa con otros procedimientos como la blefaroplastia (cirugía de párpados), la liposucción cervical o la transferencia de grasa autóloga, para lograr un resultado más armónico y completo.

¿Quiénes son candidatos a una ritidectomía?

 No hay una edad específica para realizar una ritidectomía, pero suele considerarse a partir de los 45 o 50 años, cuando los signos del envejecimiento facial comienzan a ser más evidentes.

 Sin embargo, la edad cronológica no es el único criterio: lo más importante es la calidad de la piel, la estructura ósea facial y el estado general de salud del paciente.

 También es clave que la persona tenga expectativas realistas. La ritidectomía no detiene el envejecimiento, pero puede mejorar significativamente su apariencia durante años, restaurando una imagen más descansada y vital.

Etapas del procedimiento quirúrgico

 El proceso de ritidectomía comienza con una evaluación médica detallada, donde se define el tipo de técnica que se aplicará. Existen distintas variantes, como el lifting tradicional, el mini-lifting o el lifting extendido, según la necesidad de corrección y la zona a tratar.

 Durante la intervención, que suele durar entre 2 y 4 horas, el cirujano realiza incisiones estratégicas —habitualmente a lo largo de la línea del cabello, alrededor de las orejas y, en algunos casos, debajo del mentón—.

 Estas incisiones permiten acceder a las capas más profundas del rostro para reposicionar la musculatura, tensar los tejidos y eliminar el exceso de piel.

 El cierre de las incisiones se realiza con puntos finos, y se cuida especialmente la ubicación de las cicatrices para que resulten lo menos visibles posible una vez finalizada la recuperación.

Anestesia y recuperación inmediata

 La ritidectomía se realiza bajo anestesia general o local con sedación, dependiendo de cada caso. Después de la cirugía, el paciente permanece algunas horas en observación antes de ser dado de alta. En ciertos casos, puede requerirse internación breve para seguimiento.

 Durante los primeros días del postoperatorio, es normal presentar inflamación, hematomas o sensación de tirantez en la zona intervenida. Estas molestias disminuyen progresivamente y se controlan con la medicación indicada.

 La vuelta a las actividades cotidianas suele darse entre 10 y 14 días después de la cirugía, aunque el tiempo puede variar según la extensión del procedimiento y la respuesta individual del organismo.

Cuidados postoperatorios clave

 Una correcta recuperación después de una ritidectomía requiere seguir estrictamente las indicaciones médicas. Entre las recomendaciones más frecuentes se encuentran:

  • Evitar esfuerzos físicos intensos durante al menos tres semanas. 
  • Dormir con la cabeza elevada para reducir la inflamación. 
  • No exponer la zona intervenida al sol. 
  • Asistir a todos los controles postquirúrgicos para monitorear la evolución. 

 Además, es importante tener paciencia. Si bien los primeros resultados pueden observarse al cabo de pocos días, el resultado definitivo suele apreciarse entre el primer y tercer mes, cuando desaparece la inflamación residual.

Resultados naturales y duraderos

 Uno de los principales temores que pueden surgir en torno a una ritidectomía es el de obtener un aspecto artificial o demasiado “tirante”.

 Sin embargo, cuando la cirugía es realizada por un profesional capacitado y con criterio estético, el resultado es natural, respetando la identidad del rostro y atenuando los signos de envejecimiento de forma sutil pero efectiva.

 La duración de los efectos varía según el paciente, pero en promedio se mantienen durante 8 a 10 años. El envejecimiento continúa su curso, pero sobre una base más firme y rejuvenecida.

La importancia de elegir un cirujano especializado

 La ritidectomía es una cirugía que requiere precisión técnica, conocimiento profundo de la anatomía facial y una sensibilidad estética desarrollada. Por eso, la elección del cirujano es uno de los factores más determinantes para alcanzar buenos resultados.

 Consultar con un profesional que cuente con experiencia específica en cirugía estética facial, que brinde información clara y que acompañe al paciente en todo el proceso, es clave para una experiencia segura y satisfactoria.

¿Vale la pena considerar una ritidectomía?

 Para muchas personas, optar por una ritidectomía significa recuperar la armonía facial, sentirse más alineadas con su imagen y reforzar su autoestima.

 Como toda cirugía, implica una decisión que debe ser tomada con información, tiempo y acompañamiento profesional.

 Quienes buscan una solución efectiva y duradera para la flacidez y el envejecimiento facial pueden encontrar en la ritidectomía una opción sólida, respaldada por años de evolución técnica y miles de casos exitosos en todo el mundo.