La danza clásica puede ser identificada tanto por su rigurosa técnica, definitoria de otras técnicas fundamentales de variados géneros y estilos de danza, como por el característico leotardo de las bailarinas y sus especiales zapatillas de punta.
El leotardo se ha convertido en la base del vestuario de una bailarina de danza clásica. Ello se debe no solo a su armonía estética sino también a una clara cuestión práctica, en tanto se adapta a los movimientos de la técnica y sus requerimientos.
Ahora bien, lo cierto es que, dada su versatilidad, los leotardos hoy son el vestuario ideal para la performance de variados estilos y géneros de danza. Ajustándose, en este sentido, sus características, telas y colores.
¿Por qué es el leotardo la prenda por excelencia en la danza?
El material elástico que caracteriza al leotardo permite a la prenda ajustarse perfectamente al cuerpo de cada bailarín. Tal adecuación garantiza la libertad necesaria para el movimiento y la ejecución de las figuras en los tiempos requeridos.
Se trata, justamente, de una prenda ajustada que cubre el cuerpo desde los hombros hasta la parte superior de los muslos. Un leotardo ha sido especialmente diseñado para la realización de ejercicio y la búsqueda de rendimiento.
Es utilizado por profesionales de los géneros más variados: bailarines, patinadores, gimnastas, acróbatas y artistas de circo, entre otros. Su oferta varía en colores, patrones y texturas, detalles de diseño y apliques, como también en precio.
Los interesados cuentan, por lo tanto, con una rica variedad de opciones al momento de elegir su leotardo. Ahora bien, su elección, en parte, estará definida por la comodidad y ajuste corporal de la prenda, el tipo de práctica ejercida y el presupuesto disponible.
Algunas curiosidades
El apogeo del uso del leotardo estuvo signado por la llegada de la cultura pop en la década de los 80, donde el ejercicio y el baile hicieron de esta prenda la más popular de la época. Desde entonces, la diversidad de colores, telas y precios se extendió favorablemente.
Se cree que el antecedente de esta importante prenda, llamado entonces maillot, fue diseñado por Jules Léotard, un trapecista francés del siglo XIX. Luego, en el siglo siguiente, este primer tipo de leotardo comenzó a ganar gran popularidad entre los bailarines, una vez percatados de la libertad de movimiento que este les otorgaba.
En la actualidad el leotardo es la base del vestuario de los artistas. Su uso suele estar acompañado de medias, falda o el clásico tutú en las bailarinas de ballet. Cuando se trata de actuaciones oficiales, estos suelen dejar los brazos al descubierto. Pero también se encuentran disponibles modelos con mangas medias o largas.
En la práctica los leotardos pueden combinarse con pantalones cortos, pantalones largos o calzas. Muchos bailarines, además, suman calentadores para evitar calambres musculares o molestias y dolores. Las escuelas y compañías, asimismo, suelen tener ciertas características de atuendo definidas, para garantizar la práctica del modo más adecuado.
Cuidados del leotardo
Un leotardo cumple su función cuando la elasticidad del material como la forma es resguardada. Si bien cada tipo puede requerir detalles de cuidado diferentes, siempre es aconsejable el lavado a mano o, en su defecto, en un ciclo suave de lavarropas y del revés. Los mismos han sido diseñados para imitar la sensación de una segunda piel y tal cuestión debe estar siempre asegurada para garantizar el correcto desempeño del artista.
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